Universidad de Costa Rica
Facultad de Bellas Artes
Escuela de Artes Musicales
Análisis Musical III
Primer examen parcial
La influencia de la música
campesina húngara en la obra 128 del mikrokosmos V.5 de Béla Bartók
Estudiante: Valeria Gamboa
Tencio A82525
Prof. : Ekaterina Chatski
Fecha: 18 de abril del 2012
Introducción
La obra del mikrokosmos corresponde a uno
de los métodos pedagógicos propuestos para el estudio del piano de más
controversia en la actualidad. Aunque sean piezas sencillas muchas veces no se
utiliza porque a los estudiantes no les suena muy bien, o no se entiende muy
bien.
Conocer un contexto más allá de lo que se
escucha, conocer las razones por las que una obra suena como tal, es primordial
para apreciarla.
Por ser Bartók un impulsador de la
etnomusicología a nivel mundial, y conociendo que muchas de las obras del
compositor se fundamentan en los resultados de sus expediciones, es que el
nombre de “danza campesina” en la pieza número 128 del volumen cinco llama mi
atención. Pues consideraba que si el compositor hubiese escogido un nombre así
es porque pondría elementos de la música campesina europea oriental dentro. Por
esto me llevé a la tarea de especificar qué elementos es lo que la hacen ser
una danza campesina y no una pieza cualquiera con algún elemento folklórico.
El resultado es el que se presenta en este
trabajo, sin embargo, es importante también aclarar quién fue Béla Bartók, un
poco de su vida, sobre el mikrokosmos y sobre las danzas campesinas húngaras a
las que hace referencia en sus trabajos.
Problema
¿Qué elementos de la danza campesina húngara se
presentan en la danza campesina del mikrokosmos de Bartók?
La vida y el trabajo de Béla Bartók
Béla
Bartók nace un 29 de marzo de 1881 en Nagyszentmiklós, un pueblecito de
Rumania. A los seis años recibe sus primeras clases de piano con su madre. A
los ocho años quedó huérfano de padre y tuvo que mudarse con mucha frecuencia a
causa del trabajo de su madre. A los nueve años ya se había presentado en
público como pianista y compositor tocando algunos pequeños fragmentos para
piano.
Su
gusto crítico por la música de grandes compositores se fue despertando, con
preferencia por la música de Liszt. Empezó a observar que la música húngara que
se conocía como popular no le resultaba interesante, y empezó a estudiar por su
cuenta, la música campesina húngara, que era desconocida para la mayoría de las
personas. En 1905 inicia esta travesía con ayuda de su amigo Zoltán Kodaly.
Según explica en su autobiografía, este aspecto fue muy importante para su vida
musical, ya que le permitió abrir sus horizontes más allá de los modos mayor y
menor.
“En
efecto, un alto porcentaje del patrimonio melódico recogido en sustancia el de
valor esencial, se basaba sobre modos eclesiásticos antiguos o sobre modos
griegos antiguos, hasta sobre modos todavía más primitivos (pentatónicas)…todo
este material sugería fórmulas rítmicas y renovaciones de tipos de frases más
libres y más variadas” (Bartók, 1987)
El
compositor recalca que encuentra en estas escalas, melodías llenas de
expresividad, con mayores posibilidades musicales con las que contaba hasta
ahora, y compone gran parte de su música basándose en estos elementos.
En 1940
tras la muerte de su madre, viaja a Estados Unidos, esto debido a la situación
política que se respiraba en Hungría después de la segunda Guerra Mundial. En
este país muere en el año 1988.
El aporte que realiza Bartók al arte
de la música es fundamental, a partir de la recuperación de escalas diatónicas
medievales se construye mucha de la música académica del siglo XX. Además, la
investigación folklórica provoca un desarrollo en la etnomusicología, que
además mezcla los elementos encontrados con la música académica, dando como
resultado, sus obras.
El mikrokosmos
Además
de ser compositor, musicólogo y pianista, Bartók se dedicó a la docencia con
pasión. A sus veintiséis años fue contratado como profesor en la cátedra de
piano del conservatorio de Budapest.
El mikrokosmos es una obra compuesta por 153
piezas con dificultad progresiva ascendente. Fue escrita entre 1924 y 1939,
publicada en 1940 como método pedagógico que hasta hoy ha sido utilizado en las
clases de piano y de educación musical.
El
padre de Bartók fue director de una escuela de agricultura, quizá, esto haya
provocado en el compositor cierto gusto por las mariposas, insectos y
herbarios. Tal vez esta sea la razón de nombrar su obra “Mikrokosmos” que
significa universo en pequeño.
Originalmente,
fueron pequeñas obras que el mismo compositor utilizaba para darle clases a su
hijo Peter Bartók. Éste describe una clase de piano en el libro de Guillies
(2004)
“Su
programa de estudio no seguía la técnica aceptada de una ‘escuela de piano’. Al
principio, solamente debía cantar. Más adelante, los ejercicios se
improvisaban, y estaban dirigidos parcialmente a conseguir un control
independiente de los dedos. En el curso de las lecciones, me pedía a veces que
esperara un momento, se sentaba en su escritorio, y yo escuchaba como la pluma
se deslizaba en el papel. Minutos después volvía al piano con un ejercicio, o
una pieza breve, que yo debía descifrar en ese momento y aprender para la clase
siguiente”
Y
este fue el origen del mikrokosmos, Peter recalca luego que para la
publicación, su padre organizó finalmente las piezas en un orden progresivo.
Los dos primeros volúmenes por
tanto, el compositor los dedicó a su hijo. Corresponden a un compendio de
piezas sencillas, ideal para el aprendizaje de un principiante. En contraparte,
los volúmenes cinco y seis, son concebidos como piezas de concierto, pensados
para tocarse profesionalmente.
Otro relato que ayuda a comprender
las razones de su publicación es la de Erns Roth, quien intervino activamente
en la producción de Bartók durante más de veinte años, pues trabajaba en la
editorial Boosey y Hawkes (Guillies, 2004). Según explica el mismo editor, en
una ocasión el compositor se quejó de que sus obras no gozaran de favor
público, se defendía que siendo él mismo pianista, sabía escribir buena y
efectiva música para el instrumento. Según Guillies, Roth le comenta que a
través de la historia existe literatura pedagógica que podría enseñar al
estudiante sobre el estilo musical de las obras, le recomienda un método y no
sólo obras pedagógicas aisladas. El resultado fue el mikrokosmos.
La música húngara campesina
Bartók
hace una aclaración importante entre música popular y la música campesina
húngara. Encuentra en la última una carencia por darse a conocer, además de
elementos más interesantes que la primera.
Comenta como un error, considerar que la música popular
solamente utiliza armonías sencillas. Por mucho tiempo se creyó que ésta se
limitaba a acordes de tónica y dominante, ocasionalmente subdominante, sin
embargo, esta música es popular occidental y no campesina húngara, pues esta
música que utiliza modos antiguos y escalas pentatónicas, un “acorde perfecto”
no habría forma de que calzase.
“Por paradójico que parezca, sostengo sin titubear que
una melodía, cuanto más primitiva es, menos requiere una fiel armonización para
su acompañamiento…en las melodías primitivas no se encuentra referencia alguna
sobre la concatenación estereotipada de triadas” (Bartók, 1987)
Continúa afirmando que esta característica que se sale de
los roles tonales a los que estamos acostumbrados no hace más que evocar
naturalidad y libertad de movimiento.
La sétima del modo es concebida en la música campesina
como consonancia, de igual valor que una tercera o una quinta, por tanto,
cuando se dispone de una sétima, no necesariamente debe resolver.
Además, la frecuencia de movimientos de cuarta, da lugar
a la formación de acordes de cuarta, pasando de la dimensión horizontal a la
vertical.
Bartók agrupa en sus investigaciones tres clases de
material utilizado en la música húngara campesina. La primera corresponde a
melodías antiguas que tienen un estilo homogéneo en todo el territorio habitado
por húngaros, la segunda a melodías recientes, de estilo igualmente homogéneo y
la tercera, melodías que no entran en ninguna de las dos clases precedentes.
La primera clase presenta escalas pentatónicas, con una
“estructura estrófica no arquitectónica, consistente en cuatro versos melódicos
isométricos” (Bartók, 1984)
La segunda clase según el compositor se caracteriza por
una estructura estrófica arquitectónica, principalmente mediante el esquema
ABBA, y se caracteriza por el llamado ritmo “puntillado adaptable”.
Por último, la tercera clase, al no tener una estructura
propiamente, muestra mucha influencia extrajera como música eslovaca.
Análisis
comparativo de la danza campesina, obra número 128 del mikrokosmos
Al
iniciar el análisis de la obra 128 del mikrokosmos de Béla Bartók, llama la
atención el título, ya que escribe “Danse paysanne”, es decir, una danza
campesina, por tanto, interesa con el siguiente análisis que se comprendan los
elementos musicales campesinos que aparecen en la pieza.
Esta obra es parte del volumen cinco de su obra
pedagógica, destinada a ser tocada en concierto y pensada para estudiantes
avanzados.
En términos generales, la forma de la obra es:
Introducción
|
A
|
Transición
|
Pequeño desarrollo
|
Transición
|
A’
|
Coda
|
|
I frase
|
II frase
|
||||||
1-4
|
5-12
|
13-20
|
21-27
|
28-45
|
46-50
|
51-60
|
61-66
|
La introducción inicia con un elemento campesino
interesante la utilización de la sétima como consonancia y forma de un acorde,
se sabe por el ostinato, que la nota base es Sol, y sin embargo el compositor
agrega una sétima mayor para iniciar su acompañamiento.

Nada más hace falta escuchar música húngara campesina,
para percatarse que la primera frase responde a una de ella, la mano derecha
canta la melodía en sol frigio, pero lo más característico es el salto de
cuarta que se produce en la melodía, pues como se dijo anteriormente, es típico
de la música campesina. Por otro lado, el ritmo al final del motivo (negra y
dos corcheas) marca de manera imperativa el recurso dancístico.

La
misma melodía se podría comparar con canciones campesinas como “Megfogtam egy
szunyogot” o “Hazasodick a tucsok”.
Mientras este motivo forma una melodía en sol frigio, en
la mano izquierda se produce un acompañamiento cromático descendente, pero
manteniendo el ostinato en sol.
La segunda frase se comporta de manera similar a la
primera, pues forma parte del mismo periodo, sin embargo presenta elementos que
adornan como la apoyatura desde la nota sol, hasta otro que varía.

Una transición inicia en el compás 21 utilizando un
ostinato melódico de cinco notas en la mano derecha, mientras que la mano
izquierda realiza una progresión de cuartas en disposición vertical:

Este
elemento del que ya se ha hablado anteriormente, fue visto por Bartók como un
producto natural de la utilización de las cuartas.
Un
piu mosso es el tempo que caracteriza a la parte central de la pieza, donde se
desarrolla el elemento motívico de la pieza, transportando y respondiendo de
manera descendente. La fórmula siempre es

Una
segunda ascendente en forma de nota vecina que salta a una cuarta justa. Sólo
hacia el final de la sección esto varía un poco, pero al mantener el mismo
ritmo, se da la sensación auditiva de que continúa igual.
El
puente que sigue solamente presenta algunas síncopas entre el sol y el fa
sostenido, para llegar a la parte A’, donde básicamente se utiliza el primer
tema, pero como compositor académico le realiza una serie de variaciones, que
no se salen para nada del estilo campesino. Consiste en una serie de
semicorcheas inquietas, recalcando una que otra cuarta en la mano izquierda.
En la
coda se recalca la sétima en disposición vertical y se recalca el ritmo, que da
una sensación conclusiva, esto se repite hasta que una secuencia llega a las
notas finales, que afirman la modalidad e la pieza al terminar como si fuese
una acorde de sol mayor, pero sin la sensación tonal, pues no hay cadencia por
supuesto.

Conclusiones
En
definitiva, las investigaciones de Bartók sobre el folklorismo son muy claras
en su obra. Se sabe que muchas obras fueron construidas bajo el nombre de
“danzas campesinas” y posiblemente posean muchos de estos elementos.
Esta danza puesta por Bartók en el mikrokosmos es un
claro ejemplo de que se comprende mucho mejor cuando se conoce sobre el
folklorismo del lugar tomado por el compositor.
La lectura concienzuda de los trabajos de Bartók son la
clave para la comprensión de su obra, y el mikrokosmos una base pedagógica
fundamental dentro de su estilo. Además, abre paso para un desarrollo
etnomusicológico en todas partes del mundo, y a conciliar la música campesina
con la música académica.
Como él mismo compositor lo considera, muchas de las
obras campesinas son difíciles de transcribir, puesto que muchos recursos
musicales quedan fuera del sistema de escritura occidental, sin embargo se
intenta ser lo más preciso posible.
Dentro de la sociedad costarricense más allá del
folklorismo guanacasteco dentro del cual se han escrito varias obras, es
interesante observar las melodías de nuestros indígenas, muchas recopiladas por
Jorge Acevedo. Algunas se podrían dejar en el olvido conforme avanza el tiempo,
sería interesante alguna composición sobre esta música, y no observarla como
algo sencillo, o que suena extraño, o que si no se comprende no en “buena”
música. En Costa Rica tenemos bastantes elementos musicales que explotar, más
allá de las piezas populares “poperas” que son una muestra clara de la
influencia extranjera, tanto bombardeo musical en la actualidad, requerirá
mucho tacto para entrar en las personas mayores y conocer las piezas
propiamente costarricenses campesinas.
Referencias utilizadas
Bartók, B (1987). Escritos sobre música popular. Siglo XXI
editores. México.
Guillies, M (2004). El mundo de Bartók. Adriana Hidalgo Ed.
Buenos Aires, Argentina
Revista de folklor. En: http://themusicianslibrary.blogspot.com/
Música húngara.
Magyarnota. En: http://www.magyarnota.com/
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